Me gustaría iniciar el comentario reflexivo con una de las palabras claves del texto de Patricia Galeana, “Una ciudadanía informada puede defender sus derechos. En una democracia plena, los ciudadanos pueden controlar y vigilar al poder…”
Porque la información es poder y “se supone” vivimos bajo un modelo democrático en donde el poder recae en el pueblo, quien decide y gobierna, entonces se debería también contar con un sistema de acceso a la información sin tantas trabas y sin tanta burocracia, ya que actualmente en nuestro país, y a pesar de que en 1977 se incorporó al artículo 6 constitucional “El derecho a la información será garantizado por el Estado” aún no hay una forma eficiente de que la ciudadanía pueda vigilar por medio de la información a sus gobernantes, no existe incluso la confianza en los solicitantes de que la información se otorgue solo por tener el derecho a saber, es decir no hay garantías suficientes para que un solicitante obtenga el 100% de su requerimiento en tiempo y forma.
Parte del problema tiene su origen en el hecho de que la transparencia se volvió prácticamente un requisito para estar bien con organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; se buscó cumplir con el requisito promovido por órganos internacionales, no con las necesidades de los gobernados a estar bien informados porque aunque se haya dado un paso adelante, nuestros archivos, tesoros cuyo valor es la memoria de nuestra nación, siguen corriendo riesgos tan simples pero tan devastadores como el simple hecho de que no están en un sitio adecuado ya que el texto de la doctora Galeana es muy claro en señalar los lugares como ex penitenciarias con problemas de inundaciones y en edificios viejos que no cuentan con las normas internacionales mínimas: “40% de humedad relativa; 15°C de temperatura y cero contaminación de ácidos nítrico y sulfúrico, para la preservación de la documentación”.
A lo anterior, tal parece que las autoridades correspondientes se han empeñado en hacer las cosas mal para el bien de ellos ya que los documentos del AGN están tan expuestos a la contaminación del D. F., una de las peores en el mundo que por lo menos una vez al mes rebasa los 150 puntos imecas, así mismo, la humedad en Lecumberri es superior por la cercanía al gran canal y por las inundaciones que se presentan año con año entre otros factores de negligencia.
El objetivo de la autora es concientizar a la sociedad y su gobierno para crear una Ley Nacional de Archivos, con la cual, se podrá ejercer mejor y más transparente el ejercicio político en México así como facilitar el acceso a la información pública a la ciudadanía para que ésta no solo ejercite su derecho a saber sino, para que esté mejor informada y pueda, en verdad, tomar mejores decisiones.
Las palabras clave sin lugar a dudas son: la confianza, instituciones, derecho a la información, verdad, democracia, transparencia, ciudadanía informada, archivos públicos.